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Oziórnoe, Astaná, Kazajistán

 

El 29 de septiembre de 2014 los peregrinos kazajos que asistieron a la beatificación de D. Álvaro del Portillo en Madrid trajeron a Torreciudad una réplica de la patrona de su país. La única advocación mariana propia de Kazajstán llegó con este grupo al que acompañaba José Luis Mumbiela, sacerdote de Monzón, que fue rector del seminario de Kazajstán y, posteriormente, nombrado obispo.

INFORMACIÓN SOBRE LA ADVOCACIÓN

Tanto la Virgen como el niño llevan peces en la mano. La historia cuenta que durante el gobierno de Stalin, desde 1936 hasta el 1950, fueron deportados a Siberia y Kazajstán miles de católicos, muchos de ellos de origen alemán y ucraniano. La mayoría morían de frío y de hambre ya que los abandonaban a su suerte sin criterio alguno. Uno de estos grupos fue a parar al lago de Oziornoe, que estaba en esa época congelado. Se pusieron a rezar, pidieron ayuda a la Virgen y el lago se descongeló, y pudieron pescar y sobrevivir.

Estos pocos miles de católicos de rito latino vivieron aislados sin recibir noticias de la Iglesia en el exterior, y sin la asistencia de un sacerdote. Un sacerdote deportado en un campo de concentración les visitó en una ocasión al ser liberado. Más tarde, recibieron visitas clandestinas de otro sacerdote de manera muy esporádica.

En 1981, el padre Jan Pavel Lenga, actual obispo de Karaganda, exploró la zona en busca de los católicos deportados de los que no se tenían noticias. A pesar de las dificultades impuestas por la policía, descubrió la comunidad de Oziornoe, que había mantenido intacta la fe a pesar del aislamiento.

Su presencia devolvió esperanza y dinamismo a esta comunidad, que en tiempos de la Perestroika de Mijaíl Gorbachov consiguió el permiso y comenzó la construcción de una iglesia, a pesar de que todavía no tenían sacerdote. En los años 80 los feligreses, – solos, sin sacerdote – empezaron a construir una Iglesia a la Virgen de Fátima. Cuando en el 1989 llegó quien es el actual obispo de Astaná, se concluye la construcción de la Iglesia con la ayuda de un benefactor que pide la titulación de la misma a “María Reina de la Paz”. Y en el año 1995, el entonces obispo para Kazajistán y Asia Central, consagra Kazajistán y Asia Central a la Virgen María Reina de la Paz, en una época “de mucha pobreza y de una situación social muy peligrosa”. Mons. Mumbiela señala lo curioso de esto, y es que “a partir de entonces Kazajistán levanta cabeza”, de ahí que María Reina de la Paz es Patrona de Kazajistán. “Cuando Juan Pablo II en 2001 vino al país, habló del Santuario Nacional en Oziorno – así se llama así el pueblo – que significa ‘del lago’. Y así quedó el Santuario Nacional María Reina de la Paz en este pueblecito”.

“No había allí una imagen así especial, que recuerde este acontecimiento histórico, y en la curia de mi diócesis mandé a hacer un cuadro que recordara este momento: no dando ella peces de sí misma, sino como veis en el cuadro, es el niño Jesús en los brazos de la Virgen que va dando peces a su Madre, y la Madre los echa a las redes, que son nuestras oraciones, redes echadas en el lago de la misericordia. Jesús dijo a Faustina Kowalska: di a todo el mundo que mi misericordia es como un océano sin orillas. Un momento de ese océano es ese instante en la historia, es ese lago: es un recuerdo de que la misericordia de Dios continúa en cada momento. Jesús a través de su Madre nos concede, todas las gracias, todos los peces: en el cuadro hay siete peces que son signo de la totalidad. Podría ser una catequesis muy bonita sobre el cuadro pero lo dejamos para otra vez”, concluye.