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Solsona, Lleida/Lérida, Cataluña

 

La Mare de Déu del Claustre, patrona de Solsona, llegó el 31 de mayo de 2014 acompañada por el obispo de la diócesis, Mn. Xavier Novell i Gomà, y muchos peregrinos procedentes de varias localidades cercanas a Solsona.

 

INFORMACIÓN SOBRE ESTA ADVOCACIÓN

A la derecha del templo está la capilla del Claustre, donde se venera la imagen de la Virgen del Claustre, patrona de la ciudad. Es una talla de piedra de finales del siglo XII, considerada una de las esculturas más importantes del románico catalán. Es obra del maestro Gilabert de Tolosa, uno de los más importantes de la época. La imagen mide 105 cm. de altura. Está sentada en un trono, con el Niño en su regazo, y bajo los pies están representados dos monstruos. La imagen es de piedra y los años la han ennegrecido.
En el siglo XIII, con la llegada de los albigenses, temiendo por la integridad de la imagen, la escondieron dentro del pozo del claustro que estaban terminando de construir. Hay una leyenda sobre un niño que cayó en el pozo y la Virgen lo salvó que parece tener fundamento histórico.

Durante la guerra civil del 1936, las imágenes religiosas volvieron a peligrar. En esta ocasión fue escondida en la caja de escalera del campanario por los campaneros Porredon y Augé, y más tarde la quisieron evacuar a Francia, pero se quedó escondida en el garaje del palacio episcopal de Vic. Terminada la guerra, la imagen tuvo que ser restaurada, ya que la figura del Niño había sufrido algunos destrozos. La restauración fue obra de Enric Monjo i Garriga. Hoy, la fiesta en honor a la Patrona, «la festa del Claustre» (Fiesta Mayor de la ciudad, 7,8 y 9 de septiembre) presenta uno de los esquemas tradicionales más antiguos y, al mismo tiempo, más valiosos del Principado, destacando, por encima de todo, su extraordinario patrimonio folclórico.

La imagen, que representa a la Virgen y el Niño sentado en su regazo, está considerada como la escultura más primorosamente realizada en arte románico por escultor Gilabertus (1163 en Toulouse). Es una imagen de piedra ennegrecida, que mide 1,05 m. de alto y sigue siendo muy venerada en la ciudad de Solsona. Dicha imagen representa el amor mayor del mundo entre madre e hijo, y además siempre ha recordado a la mujer que en vida estuvo más unida a Jesús.