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Rafael Navarro Valls, secretario general de la Universidad Complutense de Madrid, dijo hoy en El Grado (Huesca) que « la población universitaria ha crecido en España en los diez últimos años -no obstante el bajón demográfico reciente- en un 64 por ciento, pero la calidad de la enseñanza no ha crecido, está estancada ».

Navarro-Valls inauguró una nueva edición de las Jornadas Universitarias de los Pirineos (JUP), en las que un centenar de estudiantes analizan desde varias perspectivas el tema de « Cambiar el mundo ». La organización corre a cargo del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Navarra y la ONG Cooperación Internacional, con la colaboración del Patronato de Torreciudad y la Asociación Cultural Sobrarbe. Según Navarro-Valls, académico de número de la Real Academia de Jurisprudencia, « la aceleración histórica de la enseñanza universitaria es uno de los fenómenos más impresionantes de la segunda mitad del siglo XX: en 1960 el número global de universitarios no llegaba a los quince millones; hoy ronda los noventa ». « Sin embargo, esta explosión ha quedado confinada en los países desarrollados. Mientras en Estados Unidos hay un universitario por cada cuarenta habitantes, en Africa baja al uno por mil. España y Finlandia tienen la tasa más alta de Europa: cuatro mil alumnos por cada cien mil habitantes », explicó el catedrático de la Complutense.

Dijo también que « el crecimiento universitario, sobre todo en España, no ha sido acompañado de un aumento paralelo de la financiación. España sigue teniendo uno de los presupuestos más bajos en educación de toda la OCDE ». Según los datos ofrecidos por Navarro-Valls, en nuestro país el gasto por alumno y año es de unos cuatro mil dólares. Estados Unidos supera los 14.000, Suecia ronda los 13.000 e incluso Portugal (5.650) nos supera. Para el secretario general de la Complutense, « este desequilibrio es una nimiedad si lo comparamos al que existe entre países ricos y los que están en vías de desarrollo. El gasto por estudiante en los países industrializados es casi veinte veces mayor que en los países pobres ». Por esta razón, hizo un llamamiento para hacer « un ejercicio de solidaridad internacional en materia universitaria. Hay que crear un voluntariado internacional universitario de profesores y estudiantes, que transfiera de Europa a las regiones del tercer mundo las técnicas, los métodos y los adelantos científicos ». En el coloquio con los estudiantes, explicó que « una de las tareas más urgente de las Universidad del siglo XXI es recuperar su liderazgo moral, interviniento de modo decidido en la actualidad. Lograr que los ciudadanos miren más allá de un día a día aprisionado por la rociada constante de información trivial ».