Presidió la concelebración monseñor Tomás Gutiérrez Calzada, vicario regional de la prelatura, que le calificó en su homilía de “pastor ejemplar en el servicio a la Iglesia”. Dijo también que “toda su labor de gobierno se caracterizó por la fidelidad al fundador y su mensaje, en un trabajo pastoral incansable para extender los apostolados de la Prelatura, en servicio de la Iglesia”. Se refirió también a su “alegría, serenidad y paz”, que “demostraban su unión con Dios”. Álvaro del Portillo falleció a los 80 años y el Papa Juan Pablo II acudió a rezar ante sus restos mortales.
El primer sucesor del beato Josemaría, elegido el 15 de septiembre de 1975, tuvo en su vida una profunda relación con Barbastro, especialmente con motivo de la beatificación del fundador, en 1992. Monseñor del Portillo mantuvo un trato frecuente con el Ayuntamiento de la ciudad del Vero, que quiso manifestar su agradecimiento con un acto celebrado el 3 de septiembre de 1992, en el teatro Argensola. Previamente, fue recibido en el ayuntamiento por la corporación y firmó en el libro de oro. Después de departir unos minutos con el Alcalde, Manuel Rodríguez Chesa, Mons. del Portillo escribió una dedicatoria que concluía: « Como obispo, como sacerdote, rezo todos los días por Barbastro, con una deuda de agradecimiento, que me complace cumplir ». Su última visita a Aragón fue el 5 septiembre de 1993, para conferir el orden sacerdotal a un grupo de 21 diáconos de seis países.