El Ciclo Internacional de Órgano de Torreciudad clausuró ayer viernes su XXI edición, en mutua colaboración con el Festival de la Ribagorza “Clásicos en la frontera”, con la actuación de Pedro Iturralde, acompañado al órgano por Maite Aranzabal, organista titular del santuario.
El concierto se dedicó íntegramente a la obra de este conocido compositor, saxofonista y clarinetista navarro. Las expectativas que despertó su presencia quedaron de manifiesto con una masiva presencia ya que el santuario estaba lleno a rebosar.
Este gran músico ha alternado a lo largo de su vida las tareas pedagógicas con la interpretación del jazz, su gran pasión. Su alta preparación técnica y su conocimiento exhaustivo de la música clásica le han hecho poseedor de un estilo propio que rezuma ingenio y talento interpretativo. En el concierto tocó varios instrumentos: saxo soprano, saxo tenor y clarinete, en función del repertorio. La presentación de las piezas la hizo el propio Iturralde, lo cual permitió una mayor cercanía con el público.
El repertorio fue atrevido, también por la dificultad que entraña tocar acompañado de un órgano que se percibe poco presente por la distancia de los tubos a la consola. Además, Pedro está acostumbrado a tener un batería al lado que marca el ritmo. “Es la primera vez que toco en un santuario –declaró Iturralde al terminar su actuación-, aunque ya lo he hecho en alguna iglesia, como la de Falces, mi pueblo natal. En esas ocasiones me ha acompañado una orquesta sinfónica. La experiencia de hoy ha sido completamente nueva para mí, porque es la primera vez que toco mi música con un órgano. Me ha parecido muy interesante, porque el órgano realmente funciona como una orquesta. Y es que la organista, Maite, ha estado espléndida”.
Comentó también que era la primera vez que tocaba todo un programa solista con acompañamiento, fórmula delicada y muy exigente: en los conciertos de jazz cada instrumento va haciendo sus improvisaciones lo que permite descansar a los músicos. El resultado fue una espectacular experiencia sonora en la que el sonido del saxo, especialmente, llenó con fuerza el interior del templo y de admiración el ánimo de los presentes. Hubo unanimidad en calificar la actuación como concierto especial y único.
Entre los asistentes se encontraba, entre otros, su gran amigo y también músico Leopoldo Aragón y varios estudiantes de saxofón y clarinete. Durante su estancia en Torreciudad, ha conocido Aínsa y Roda de Isábena, estando acompañado por Martín Verde Barajas, compositor y copista profesional, y Justo Sanz, catedrático de Clarinete del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, quien está realizando su tesis doctoral precisamente sobre la figura de Pedro Iturralde.
Aranzabal, por su parte, mostró como siempre un excelente dominio del órgano y realizó una obra maestra en su labor de acompañamiento. Fruto de trabajados ensayos, la fluidez y el cuidado en el detalle de su interpretación le valieron también una gran ovación final del público y los elogios de Iturralde, muy satisfecho del resultado.