El sacerdote Miguel Ángel Ortiz Ibarz, abogado del Tribunal de la Rota Romana, dijo hoy sobre las sentencias de nulidad del matrimonio que “la experiencia del trabajo en los tribunales eclesiásticos muestra que se trata siempre de porcentajes mínimos, porque lo natural es poder y querer casarse”.
Este canonista explicó en un coloquio celebrado en Torreciudad que “cuando dos novios deciden unir sus vidas en el matrimonio, hacen lo que han hecho miles de millones de personas, con enorme naturalidad, precisamente porque el matrimonio es esa “institucionalizacion” de la vocación más radical del hombre: entregarse totalmente a la persona amada”.
Según Ortiz Ibarz, “no hay que ver el fenómeno con superficialidad: se trata siempre de sentencias de “nulidad” del matrimonio, esto es, que declaran que -a causa de un vicio en el origen del matrimonio, por lo general un defecto en la voluntad de uno de los esposos- nunca ha habido mas que apariencia de matrimonio. No se trata de sentencias que “anulan” o “disuelven” matrimonios validos”.
Sobre el documento vaticano acerca de las uniones homosexuales, este profesor de Derecho Matrimonial Canónico en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, en Roma, explicó que “no pretende ser discriminatorio, pues no juzga a las concretas personas que adoptan ese tipo de unión”.
Insistió en que el documento “simplemente recuerda que es equívoco y desorientador dar el nombre de “matrimonio” o equipararlo juridicamente a una unión que contradice lo que constituye la esencia del matrimonio: la unión de dos personas que se complementan con una complementariedad que comporta la diversidad sexual, y que es capaz de generar nueva vida”.
Doctor en Derecho Canónico y miembro de la Asociación Española de Canonistas, el profesor Ortiz dijo detectar en muchos jóvenes “un redescubrimiento del matrimonio, pues se entusiasman con la posibilidad de compartir toda su vida con la persona que aman, sin restricción alguna y sin condicionamientos”.
En su opinión, “saben que las palabras que se han dicho millones de veces durante el noviazgo (te quiero y te querré siempre), hay un momento en que las dirán con un tono y con unas consecuencias nuevas: en la boda, al decir su sí ante la sociedad, deciden “obligarse” a lo que antes era gratuito: a darse completamente al otro. Y saben que el secreto de la felicidad está precisamente en seguir dándose, en buscar la felicidad del otro”.