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Este experto en educación es vicepresidente del Instituto Europeo de Estudios de la Educación (IEEE), y afirmó que “la autoridad precisa de un juicioso equilibrio entre firmeza en la propia posición y mostrar un sincero respeto e interés por las valoraciones de los demás, sin juzgarlas precipitadamente”. Aguiló opina que hay que “comprometerse en un proceso de buena comunicación personal hacia los jóvenes, de actitudes abiertas y al tiempo firmes y coherentes”. Este especialista pidió a los educadores la actitud de “la confianza”, que se manifiesta en la capacidad de dejar a los jóvenes suficiente margen de decisión; o en la habilidad para elevar el grado de responsabilidad y adhesión con que los jóvenes asumen las decisiones; o en la actitud que se toma cuando se advierten errores en su actuación”.
 
“Los jóvenes –añadió- rechazan la monserga autoritaria, recusan también los aires oficial y pesadamente pedagógicos. Tampoco llevan nada bien las actitudes demasiado seguras de sí mismas, poco tolerantes, poco abiertas a la diversidad”. Aguiló pidió a los educadores “un gran amor a la libertad, con el consiguiente respeto a los ámbitos de legítima autonomía personal de cada uno. La diversidad es un elemento positivo que no daña la autoridad ni la necesaria disciplina, y que debe ser respetada, sin caer en la tentación de imponer una uniformidad amorfa que ahogaría la libertad”.