Hoy celebra la Iglesia la festividad de Santa María Reina, instituida por el Papa Pío XII en 1954 para venerar a la Madre de Dios como Reina, asociada a la realeza universal de su Hijo, Cristo Rey. Las letanías del Santo Rosario reflejan este título de la Virgen con varias invocaciones: Reina de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas, de los apóstoles, de los mártires, de los confesores, de las vírgenes, de todos los santos, de la familia, de la paz… Y el quinto misterio glorioso invita a meditar en la realeza de María, considerando que es Reina y Señora de todo lo creado.
Desde antiguo la iconografía cristiana ha representado esta plenitud de la vida de María con la escena de la Coronación de la Virgen, en la que la Trinidad (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en forma de paloma) coloca una corona de reina sobre su cabeza. En el retablo de Torreciudad también el escultor, Joan Mayné, siguió esta tradición en la composición de la escena superior del retablo. La escultura de la Virgen ofrece uno de los rostros más bellos de María que pueden contemplarse en todo el retablo, probablemente para reflejar su plena glorificación en cuerpo y alma en el Cielo.