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Treinta estudiantes de Valladolid, Zamora y Santander, con edades entre 14 y 17 años, han participado en un campo de trabajo de contenido medioambiental en una de las márgenes del embalse de El Grado, con trabajos de limpieza, poda y mantenimiento de senderos.

El campo de trabajo ha sido impulsado por el Patronato de Torreciudad, “con el fin de mantener las áreas de descanso y merenderos bien limpios, a disposición de los numerosos usuarios que tendrán en los próximos días”, según su secretario, José Antonio Pérez Asensi. La Asociación Cultural Sobrarbe, de El Grado, facilita el alojamiento a los jóvenes y les asesora en cuanto al tiempo libre y excursiones.

Entre otros participantes, Nacho Abascal, estudiante vallisoletano de 2º de Bachillerato, ya ha pasado otras vacaciones en Aragón. Cree que es la mejor manera de aprovechar el tiempo en el verano y disfrutar de un gran ambiente. “Se compagina el trabajo con un poco de descanso para hacer deporte, excursiones, bañarse y conocer a fondo la riqueza cultural, gastronómica y paisajística de Barbastro, El Grado, Alquézar, el Somontano, … Además, con el trabajo nos pagamos la estancia”.

El zamorano Miguel Alonso, de 14 años y estudiante de 3º de la ESO, vino “porque había que probar algo distinto, aunque al principio era un poco difícil luego me ha gustado más, sobre todo, en el tiempo libre visitar sitios, charlar, jugar al fútbol.”

Por su parte, Agustín Redondo, vallisoletano de 15 años y estudiante de 4º de la ESO, del Club Tempero, cuenta que “por las mañanas venimos a trabajar, desde las ocho y media hasta las dos. Quitamos zarzas y limpiamos un camino”. Añade que esto “me ha enseñado a trabajar en grupo y hacer nuevos amigos. Me he decidido a venir porque venía mucha gente, había buen ambiente y todo eso. No me esperaba que hubiera pueblos abandonados comparando con Valladolid.”

Además aprovechan para visitar la zona, por ejemplo Barbastro, Alquézar, Mediano…José María, secretario de la Asociación Juvenil Alcotán y uno de los monitores, afirmaba que “es un plan muy completo: trabajar, bañarnos en la piscina, ir a los pantanos, el otro día fuimos al del Mediano, hacer deporte, visitar esta zona que es una maravilla y también acercarnos al santuario de Torreciudad”.

Es un trabajo duro, pero como dice Ignacio Calleja, vallisoletano de 16 años y estudiante de 1º de Bachillerato, merece la pena. “Yo nunca había trabajado tanto tiempo junto, y al principio es un poco aburrido, pero luego disfrutas mucho”.

Enrique Udín, de la Asociación Juvenil Ensenada, de Santander, y otro de los organizadores, destaca que “se trata de lo que bien empieza bien acabe. Esto marca un ritmo de exigencia personal a los chavales, y el objetivo es que lo mantengan a lo largo del verano”.

En el futuro esperan seguir viniendo, porque, como concluye Enrique, “la experiencia es como para repetirla todos los años, el esquema es bueno y una gran ayuda para los chavales. Es algo educativo. Y el año que viene y todos los que sea posible intentaremos seguir haciéndolo”.

La propuesta le pareció adecuada a Darío Mehrgut, otro vallisoletano de 14 años y estudiante de 3º de la ESO, “sabía que venía a trabajar, pero también a pasármelo bien.”. José María Beltrán, vallisoletano de 17 años y estudiante de 2º de Bachillerato, aseguraba que a sus padres les gusta que estén aquí, “te enteras de que no todo te lo tienen que regalar, que te tienes que sacar tu algo”.

“La idea de este tipo de actividades surgió hace siete años. Cuando se pensó en hacer algo con gente joven en el verano que fuera formativo, no sólo ocio. Contactamos con gente de por aquí para ver cómo podíamos hacer una labor útil, y así conseguimos esto”, dice José María. También él nos explicaba que cada año se apuntaba más gente: “Cada vez viene más gente. Nosotros lo esperábamos”.

Desde aquí todos recomiendan a la gente de su edad que acudan a actividades como ésta. Darío les sugería “que no se queden en c