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Somos un matrimonio de Valencia que el verano pasado, con nuestra hija de un año, fuimos a veranear a Santander, con la idea de pasar por Torreciudad a la vuelta para saludar a la Virgen. Yo me encontraba embarazada de 21 semanas. Al tercer día de vacaciones, el 27 de julio, se me rompió la bolsa de liquído amniótico y me puse de contracciones. Acudimos al hospital de Valdecillas y nos dijeron que el pronóstico era infausto, y que perdería al bebé en las siguientes horas. Me quedé ingresada y mi marido y mi hija tuvieron que irse al apartamento, porque a la niña no la dejaban entrar al hospital. Fue una noche larga y muy dura, nos agarramos fuerte a la Virgen de Torreciudad y a san José para no perder al bebé. Esa noche pasó y las contracciones cedieron, pero yo seguía con pérdidas de líquido y todos los doctores nos informaron de que el prónostico era muy malo, incluso nos daban la opción de abortar.

Pedimos muchas oraciones a nuestros familiares y conocidos, y muchos acudieron al santuario de Torreciudad para rezar por nosotros. Los rosarios se sucedían sin parar. Los días iban pasando y el bebé seguía vivo y aguantando. Contra todo pronóstico, a las 2 semanas de mi ingreso hospitalario pudimos trasladarnos a Valencia, donde permanecí dos meses y medio ingresada en reposo absoluto. Fueron semanas de intensa oración, de importantes sacrificios, de abandono en la voluntad de Dios y en el regazo de nuestra Madre. De preguntarnos cada día qué era lo que Él quería de nosotros en esas circunstancias. Cada semana que cumplíamos la recibíamos como un regalazo, dando Gracias con mayúscula. El Señor nos brindó mucha gracia y mucha fortaleza, que nos mantuvieron como matrimonio más unidos que nunca.

Las jornadas seguían transcurriendo, unas se hacían muy largas, otras más llevaderas. Como fecha objetivo para llegar, nos marcamos el 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, puesto que el bebé ya tendría 32 semanitas de gestación y grandes posibilidades de salir adelante si nacía. Y así nos lo concedió Nuestra Señora: el 12 de octubre por la noche empezaron de nuevo las contracciones, y el 14 de octubre (tras una novena que rezamos a san Josemaría y que iniciamos el 6 de octubre, ¡vino al mundo Joaquín! Permaneció 3 semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal y después otras 3 semanas en Neonatología, hasta que por fin nos lo pudimos llevar a casa. Y el pasado 29 de enero lo bautizamos en medio de una alegría que es imposible de describir con palabras.

¡Este bebé es un milagro de la Virgen! ¡Cuántas oraciones ofrecidas por él en estos meses y por tanta gente! ¡Qué agradecidos tenemos que estar por todo lo que nos quiere nuestra Madre! Por eso queremos dejar aquí nuestro testimonio de agradecimiento, para que muchas personas acudan también a Ella con la confianza de ser sus hijos muy queridos.

Mª Consejo