Un buen amigo de Torreciudad nos envía este testimonio en el que cuenta cómo la Virgen de Torreciudad escuchó los ruegos insistentes que le hizo por la situación de sufrimiento de su hija Silvia.
Silvia, una de nuestros cinco hijos, lleva cuatro años de calvarios, algunos de ellos a la vista de unos padres (nosotros) que se sentían totalmente impotentes para poder ayudarle… El domingo 6 de noviembre fui a visitar otra vez a mi Madre del Cielo a su santuario en Torreciudad. Delante de su imagen morena me desahogué y me quejé y le pregunté con dolor: «¿Es necesario sufrir más? ¿No es suficiente? ¿Por qué no acabas con esto?».
«Esto» era la situación de mi hija Silvia. Hace cuatro años era la novia de un joven empresario, de buen carácter, y vivía feliz en nuestra ciudad. Le salió trabajo en otra capital y tuvo que trasladarse y alquilar un piso. Desde ese momento todo se empezó a torcer: se quedó sin trabajo, se quedó sin novio, se quedó con los gastos del alquiler… y a los 26 años regresó a vivir a casa de sus padres con el horizonte vital sin perspectivas. Y así seguía…
El lunes, al día siguiente de haber estado en Torreciudad, y habiendo perdido ella la esperanza de que la llamaran para un proceso de selección muy complejo, le dije: «Creo que te llamarán, pero dime una cosa: si te seleccionan, ¿vamos a agradecérselo a la Virgen a Torreciudad el primer dia hábil siguiente de la llamada?». Ella dijo: «Por supuesto».
Y por eso fuimos ayer miércoles, porque se produjo esa llamada. Y un trabajo excepcional, sin exagerar, el trabajo soñado por ella en el sector de la enseñanza. Hicimos el viaje solos, hablamos, reimos, rezamos el rosario, comimos… En un momento dado, ella dijo: «También he abusado un poco de la Virgen, porque le he pedido un buen novio…». Creo que pronto tendremos que volver otra vez a darle gracias a Nuestra Señora, porque (no lo dudéis) en Torreciudad pasan cosas…