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Con ocasión del XXV aniversario del santuario de Torreciudad, el popular locutor de la cadena COPE, José Luis Restán, realizó esta entrevista a D. Javier de Mora-Figueroa, rector del santuario.

José Luis Restán: Muy buenas tardes amigos oyentes, en este lunes que como siempre «El Espejo» les trae su edición dedicada al tercer milenio. En el nombre de todos los que hacen posible este programa les está hablando José Luis Restán. Y para este lunes hemos elegido un punto, un lugar de nuestra geografía en la provincia de Huesca que está muy relacionado con este Jubileo, con este tercer milenio. Uno de esos lugares elegidos para contemplar, para vivir, para celebrar este Año Santo de la Redención. Un lugar que no es otro que el Santuario de Nuestra Señora de Torreciudad que además de ser santuario jubilar para la diócesis de Barbastro-Monzón, en la que se encuentra enclavado, pues cumple en este año 2000 sus 25 años, sus bodas de plata. Así que doble motivo para que hoy detengamos la mirada sobre este lugar de fe y de devoción. Y en nuestros estudios de COPE Barbastro se encuentra precisamente el Rector del Santuario de Torreciudad, que es don Javier Mora Figueroa. Don Javier, muy buenas tardes.

Javier de Mora: Buenas tardes José Luis.

José Luis R.: Brevemente, algo sobre la geografía, la historia y el corazón de este enclave de espiritualidad, de fe y de conversión que es Torreciudad. Quizá por empezar por el principio, ya que estamos de celebración de estas bodas de plata, de estos 25 años, habría que contar la historia de Torreciudad para aquellos que no la conozcan. ¿Cómo empezó este auténtico misterio? Porque algunos al contemplarlo, algunos que conocían el lugar antes de que existiera el santuario, califican de verdadero milagro el hecho de que hoy podamos contemplar lo que nuestros ojos ven.

Javier de Mora: Efectivamente. Más de uno ha calificado el santuario nuevo como un milagro de fe y de amor a la Virgen. De todas formas, nosotros estamos muy orgullosos de que el santuario de Torreciudad, está fechado históricamente en el siglo XI, cuando llegan los cristianos al río Cinca y antes que Barbastro y antes que Monzón, allí, de alguna manera, entronizan a la Virgen para manifestar su condición de cristianos. Y de aquellos novecientos años para acá, que fue primero mezquita según la tradición, y donde se encontraron la imagen preciosa de la Virgen, fue con el paso de los siglos deteriorándose la imagen, los pueblos de alrededor se fueron despoblando. Y entonces sucede ese hecho histórico que es que en 1904 aproximadamente, una madre cristiana de Barbastro decide pedirle a la Virgen con toda su fe que cure a su hijo, un hijo que tenía que se llamaba Josemaría, cuando ya los médicos le han dado por perdido. El médico de hecho le había hecho el certificado de defunción, solamente quedaba poner la hora en que el niño expiraría esa noche. Y a la mañana siguiente, cuando vuelve, se encuentra al niño saltando en la cuna tan contento, porque su madre, doña Dolores Albás, de Escrivá, había encomendado a la Virgen de Torreciudad la curación de Josemaría Escrivá de Balaguer.

Pasan los años, y cuando ya está en Roma después de haber fundado el Opus Dei, cuando ya el Opus Dei está extendido por muchos países, el Fundador de la Obra se interesa por Torreciudad. Le mandan la información, ve que ciertamente esa imagen a la que tiene tanto que agradecerle está ciertamente en una situación de peligro de perder devoción, de perder todas esas tradiciones preciosas de siglos.