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Marian nos explica qué experimentó en su primera visita a Torreciudad y cuál fue la sorprendente reacción de su marido.

Hace un mes estuve por primera vez en el santuario de Torreciudad. Había oído hablar mucho de él, pero nunca había tenido ocasión de acercarme. Me lo “encontré” por casualidad, cuando me encontraba realizando una escapada enológica de un par de días con mi marido. Eso fue un mes después del fallecimiento de mi madre por una metástasis que nos ha tenido todo el verano en el hospital.

Dejé después un mensaje en la web de Torreciudad para dar gracias a la Virgen porque, después de pasar apenas una hora en el santuario, volví a casa con una paz inenarrable. Pero no conté algo que entonces no le di importancia y ahora, sin embargo, he entendido todo lo que significa. Mi marido no me acompaña cuando entro a alguna iglesia o templo; pero en aquella ocasión, pese a decirme que se quedaba contemplando el paisaje por fuera, me lo encontré después en un banco sentado frente al retablo y hablando en voz baja.

Ya en el coche le pregunté qué hacía en ese momento. Me dijo que, ya que yo le había contado que esa Virgen era milagrosa, le había pedido trabajo para nuestro hijo, que se encontraba desde hace más de un año buscando su primer trabajo. Y… ¡exacto! Mi hijo ya trabaja. Gracias, Madre.