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«Guardamos un inmenso agradecimiento a Nuestra Madre de Torreciudad. Hace unos años acudimos a Ella poniendo a nuestro hijo Ignacio bajo su protección. Él nació con un problema en la cabeza, una escalocefalia que se fue agravando conforme pasaban las semanas y que había que atajar cuanto antes. El centro hospitalario, el protocolo de actuación, el equipo médico, la operación… todo se desarrolló en unos plazos de tiempo y con unos resultados en los que notábamos claramente la ayuda del Cielo. Las perspectivas eran muy buenas, pero durante bastantes años su cabeza debería ir protegida por un casco. Gracias a Dios y a la intercesión de la Virgen de Torreciudad, el tiempo se ha reducido notablemente, la segunda operación no va a ser necesaria, él ha ganado mucho en calidad de vida y el casco actualmente está en una estantería. De este modo, cada vez que lo vemos, nos resulta muy fácil agradecer su recuperación.

Damos muchísimas gracias a quienes nos han ayudado con su oración y a esos pequeños ángeles que fueron los instrumentos necesarios: la pediatra con la que empezamos el proceso, la funcionaria que facilitó el cauce administrativo, el neurocirujano que ha liderado el equipo… Y unos padres, familia y amigos que creen en el ‘enchufe’ más grande que tenemos en el Cielo: la Virgen María. Así se lo hemos dicho cuando su capilla familiar ha visitado nuestro hogar, cosa que nos llena de alegría la casa».