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Johannes Skudlik, organista y director, actuó el pasado viernes 17 en el Ciclo Internacional de Torreciudad.

Skudlik está convencido de que el futuro musical en Europa pende de la creación de una red global para el intercambio de ideas y propuestas entre los profesionales del panorama musical: “Naturalmente que sigue dándose una evolución musical, ya que es propio de la condición humana buscar la perfección y crear nuevas tendencias”, apunta el músico. Consciente de que dicho proyecto no estará exento de dificultades desde los inicios, cree que “existen formas y caminos para llegar a conseguirlo”.

Si el órgano fue típicamente alemán durante los siglos XVII y XVIII, y un siglo después el protagonismo pasó a Francia, el director alemán piensa que países como España e Italia “se están poniendo actualmente al mismo nivel a través de la recuperación de órganos históricos”.

El pasado viernes ofreció un concierto interpretando un programa en el que combinó la tradición con la modernidad, al incluir a Bach y Liszt junto con dos compositores todavía vivos: el alemán E. Schneider y el francés J. Guillou. De este último tocó dos de las Piéces furtives compuestas en 1998. Como decía más tarde, “todo recital lo programo en función del órgano que voy a emplear, como del tamaño y sonoridad del lugar”.

En cuanto al instrumento de Torreciudad, lo encontró sugestivo “porque al tener colocados los tubos en dos sitios distintos permite establecer diálogos musicales”. Cuando fue invitado a participar en el Ciclo Internacional buscó en un mapa el santuario: “Me extraño comprobar que estuviera en el Pirineo, por lo que no lograba hacerme una idea. Ahora, que lo he conocido, me ha parecido un lugar fenomenal, he observado que además de ser maravilloso viene mucha gente y, sabiendo que tiene una tradición del s. XI, he entiendo que san Josemaría Escrivá lo quisiera así”, explica Skudlik.

Sus primeros pasos musicales son un tanto atípicos, de lo que se espera de un maestro; cuando creía que su carrera musical quedaría enfocada al piano, el sacerdote de su parroquia se fijó en sus cualidades y le puso al frente del órgano y coro de la templo con a penas quince años. Desde entonces, durante los siguientes cuarenta años, ha dirigido el departamento de música de la iglesia de La Asunción de la ciudad de Landsberg/Lech, donde funda el Coro de Oratorios de Landsberg, además de diversos coros de cámara y la Orquesta de Cámara Con Brío de Munich. Sus maestros fueron los profesores Gerhard Weinberger y Franz Lehrndorfer en la Hochschule für Musik.

Respecto a la situación actual de la música sacra, dice que no es posible establecer una comparativa por países dentro de Europa, pero como alemán y católico se muestra esperanzador con el papel que pueda desempeñar el actual Papa bávaro, conocido por su inclinación a la música: “Parte de la base de que el órgano es el instrumento genuino de la iglesia y por eso pienso que se dará un cambio en la música sacra, ya que como apuntaba recientemente, dentro de la tradición de la Iglesia es muy importante y debe estar a muy alto nivel”.