“Dios nos ha hecho un gran regalo con el beato Álvaro del Portillo”, afirmó mons. Alfonso Milián, obispo de Barbastro-Monzón, durante su homilía en una misa de acción de gracias celebrada el 2 de octubre por la beatificación de don Álvaro del Portillo.
El día 2 de octubre el obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, mons. Alfonso Milián, celebró en el santuario de Torreciudad una misa de acción de gracias por esta beatificación. En su homilía, mons. Milián expresó el deseo de que “el beato Álvaro del Portillo nos impulse a todos, con su ejemplo y su intercesión, como nos ayudan los santos, a ser humildes, a vivir el apostolado en la vida diaria, a servir a los demás y —citando a san Juan Pablo II en la Novo millennio ineunte,— a recordar con gratitud el pasado, vivir con pasión el presente y abrirnos con confianza al futuro”. También calificó como “un regalo de Dios” el hecho de que la Iglesia le haya beatificado y pidió a la Virgen “bajo la advocación de Torreciudad, que nos acerque a su Hijo Jesús y nos ayude a vivir como verdaderos hermanos”.
Mons. Milián dijo también que “Barbastro y Torreciudad se han llenado estos días pasados de peregrinos de muchos países. Yo mismo comprobé su presencia y saludé a algunos”. En efecto, la ciudad donde nació san Josemaría ejerció un fuerte atractivo en los más de doscientos grupos extranjeros que durante los días previos y posteriores a la beatificación visitaron sitios muy unidos a la biografía del fundador del Opus Dei aprovechando su estancia en España. Algunos de los lugares más demandados fueron la catedral de Barbastro, el centro cultural Entrearcos —donde estuvo la casa natal de san Josemaría—, la plaza del Mercado también en la ciudad del Vero, el santuario de Torreciudad, el de Lourdes, la basílica de El Pilar y la iglesia de san Carlos en Zaragoza.
En conjunto fueron más de 8.000 personas de 40 países distintos. Por continentes, el más numeroso fue América, con cerca de 4.400 peregrinos distribuidos en 121 grupos (un 65% del total), seguido de Asia (1.200 peregrinos en 45 grupos, un 18%), África (612 en 16 grupos), Oceanía (330 en 13) y Europa (255 en 9). Como es lógico, fueron los lugares más lejanos los que aportaron mayor número de visitantes, puesto que muchos de los participantes europeos en la beatificación ya conocían el santuario.
Por países, la nación de la que vinieron más peregrinos fue México (más de mil distribuidos en 35 grupos), seguido por Filipinas (más de 700 personas en 26 grupos), Estados Unidos (cerca de 700 peregrinos en 22 grupos) y Brasil (más de 600 en 7 grandes grupos). Aunque no fueron grupos muy numerosos, también vinieron de países como Corea del Sur, Kazjastán, Malasia, Trinidad y Tobago, Sudáfrica, Singapur o Kenia.
El esquema habitual de la estancia fue el visionado del vídeo de Torreciudad en su idioma, visita guiada, tiempo para los que quisieran confesarse y participación en la eucaristía, muchos de ellos con sus propios sacerdotes. El camino de los Dolores y Gozos de san José hasta la antigua ermita también fue muy transitado, y la mezcolanza de razas, pueblos, culturas y tonos de piel, una constante en cada lugar.