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La concertista y profesora Elisabeth von Waldstein, nacida en Austria, donde cursó la carrera de Piano y Violonchelo, trabaja desde 1984 en Estocolmo. Con una dilatada experiencia docente, entre otros trabajos dirige el Coro de la Catedral de San Erik. En un coloquio celebrado en Torreciudad destacó “las investigaciones que muestran cómo la música ayuda a los niños a una mayor comprensión de otras asignaturas, con calificaciones que mejoran notablemente”.

“También –destaca- he querido celebrar el centenario del beato Josemaría en su tierra natal, en agradecimiento por la ayuda decisiva que supuso para mi encontrar su libro Camino cuando llegué a Viena desde Salzburgo, en 1976. Su lectura me mostró el camino que buscaba para vivir la fe, el cómo, las sugerencias prácticas para hacerlo”.

Elisabeth afirma también que “gracias a las enseñanzas del beato, he reflexionado mucho en que la música en sí refleja la belleza de Dios, que la música lleva a la verdad por la belleza, que ayuda a deslumbrarse ante el Creador. En mi trabajo musical, mi ilusión es cortejar, honrar a Jesús con la música sacra, y a la vez ayudar a la gente a rezar”.

Formada en la prestigiosa Alta Escuela de Música en Viena, la Hochschule für Musik, Elisabeth sigue con atención estos estudios e investigaciones, que “avanzan en la línea de destacar cómo el aprendizaje de la música ayuda a los niños de forma decisiva para otras asignaturas que parece no tienen nada que ver, y los resultados son mejores”

El coro que dirige en Estocolmo cuenta con una treintena de personas, de edades y perfiles muy variados, “con la suerte de contar con sopranos jóvenes, lo que es muy importante para el sonido”. Señala que en Suecia hay una gran tradición coral con un nivel de calidad muy alto. “El porcentaje de católicos es muy bajo, un dos por ciento de católicos, y el coro es una ocasión para conocer la Iglesia católica, una oportunidad para entrar en contacto con la Iglesia”.