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El quinteto de metales Pirena Brass y el organista Vicenç Prunés protagonizaron la tercera actuación del Ciclo Internacional de Órgano de Torreciudad, todavía con la conmoción por los atentados de Barcelona y Cambrils.

En su presentación del concierto, el rector del santuario, Pedro Díez-Antoñanzas, sugirió a los presentes rezar a Santa María por las víctimas y sus familiares. En esa línea, citó una frase del «Virolai», el himno dedicado a la Virgen de Montserrat, que dice “il·lumineu la catalana terra, guieu-nos cap al Cel” (“ilumina la tierra catalana, guíanos hacia el Cielo”). La petición dirigida a la Moreneta suplicaba el don de la paz y que Nuestra Señora llevara a los fallecidos al Cielo. También el BIS fue un homenaje a todas las víctimas: interpretaron la popular canción catalana «Cant dels Ocells», en una decisión tomada esa misma mañana, puesto que tenían prevista otra pieza.

El concierto se desarrolló a tenor del metal: cinco brillantes instrumentos de diferentes tamaños pero de potente sonido (tuba, trombón, trompa y trompetas) ensamblados con el órgano. La raíz del impecable empaste sonoro del conjunto se debe a la fuente motriz común a todos ellos: el aire. Fue un apasionante diálogo entre seis instrumentos de viento a lo largo de un dilatado y variado repertorio en el que el «ensemble» llenó de fuerza y sonoridad el templo y compitió con los 4.072 tubos del órgano (Blancafort, 1977). En la última pieza el organista llegó al «tutti», una combinación radiante que se expandió por toda la iglesia e hizo «vibrar» materialmente los ladrillos, pero a pesar de esta demostración de potencia, se seguía oyendo perfectamente la interpretación del quinteto.

La actuación arrancó con dos piezas de compositores renacentistas, Monteverdi y Gabrielli, en las que se apreció muy bien el contraste sonoro entre el «forte» y el «piano». Le siguió el conocido y popular fragmento «Música festiva» de la ópera de Wagner «Los maestros cantores de Nuremberg», y una «Entrada» escrita en 2005 por el contemporáneo Ulrich Nehls. El «Pirena Brass» interpretó el «Contrapunto IX El arte de la fuga» del maestro de maestros, J. S. Bach, y Prunés hizo lo propio con «Fanfare», la pieza compuesta para el concierto inaugural del órgano del Memorial Hall (Barry, Reino Unido) en 1987.

De R. Strauss se escuchó el cinematográfico «Feierlicher Einzug», y de D. Pinkham su «Gloria», fragmento de música del siglo XX con deje renacentista y ritmos de danza arcaica. Prunés interpretó su segundo solo con una «Toccatina» de P. A. Yon y el «Pirena Brass» abrió el espacio para el jazz, en el tono reposado y meditativo que correspondía al entorno, con un tema instrumental de Duke Ellington escrito en 1935 titulado «In a sentimental mood». La actuación se cerró con la sonora «Pavane Bataille» de T. Susato.

La asistencia de público superó a la de las dos actuaciones anteriores, lo que demuestra la capacidad de atracción del quinteto y del organista: acudieron bastantes personas desde localidades lejanas de Aragón y Cataluña que mostraron su satisfacción al finalizar el concierto en términos muy elogiosos. El Departamento de Música del santuario mostró en esta cita su decidida apuesta por los músicos locales, intérpretes aragoneses o que se encuentren trabajando en Aragón. Con buen humor uno de ellos, valenciano, indicaba que se estaba «aragonizando».

El concierto de clausura del ciclo tendrá lugar el próximo viernes 25 de agosto, y correrá a cargo del dúo formado por Irene Mateos, chelo, y Maite Aranzabal, organista titular de Torreciudad. La chelista es profesora de violonchelo y música de cámara en el Centro de Música “Mater Salvatoris” de Madrid, y ha creado junto al