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Nos han llegado dos testimonios relacionados con la reciente Jornada Mariana de la Familia en los que se puede comprobar el cariño a la Virgen de sus autores y el poder intercesor de Santa María.

UNA CONVERSIÓN

Madre mía, te doy las gracias por el milagro que obraste el sábado en la explanada. Despues de 15 años de oraciones, mi padre se confesó tras 35 años. Ayer domingo recibió la Comunión en la Catedral de Barbastro y al finalizar la misa me dijo: «Estoy muy a gusto». Organizar este viaje con mi padre en silla de ruedas, mi madre con gastrointeritis, dos nenes de 2 años y 10 meses, un coche de alquiler para entrar todos, me hizo ponerme nerviosa con tantas cosas… Gracias por escuchar mis oraciones, ahora no hago más que darte gracias y pensar en la fiesta tan grande que hay en el Cielo por la vuelta de mi padre. Que él sienta tu amor, protección y ayuda en la enfermedad y que sobre todo, se mantenga muy unido a tí hasta el encuentro definitivo. ¡Gracias Madre! Sigue escuchando mis oraciones, obra el milagro de que mi madre también acuda al Sacramento de la Confesión y cuida del País Vasco que tanto necesita de tí. ¡¡¡GRACIAS!!! N.

ANTE LOS APUROS ECONÓMICOS

Quisiera dejar constancia de una Gracia obtenida a lo largo de este año, pedida a la Virgen durante la Jornada Mariana de la Familia en septiembre de 2011. Acudí allí, desesperado, a pedir, desesperado, una solución definitiva para la economía familiar. Como era de esperar, salí de allí contento, pero sin experimentar nada especial. Yo no pedía nada extraordinario, pues no me parece que Dios sea amigo de atajos. En fin: desde entonces hasta la fecha nuestro patrimonio familiar, que entonces apenas superaba 10.000 euros, fue menguando hasta quedar reducido al puro salario mensual, que es de 1.300 euros. Desde octubre hasta junio he sufrido constantemente por mi falta de fe en la providencia. He pedido muchas veces que dejase de sufrir… y lo he conseguido: Una vez que se acabaron las «reservas estratégicas», comprobé que no sólo no ha pasado nada, sino que sobrevivimos. Hablo en plural porque somos seis: mi esposa, y cuatro hijos. ¿Qué pasará? Ni lo sé, ni me importa. Ya no me da miedo el futuro, pues tengo una confianza absoluta en la Providencia. Pero, ¡ojo! Sin tonterías. Esto es, sin que los gastos superen jamás a los ingresos. Podría escribir un manual de economía doméstica para familias numerosas en tiempos difíciles. En fin: ¿qué poder decirles? Por mi parte, sólo decirles que este año volveré a Torreciudad el 14 y 15 (mañana y pasado) con toda mi familia, a dar gracias por todo… y ¿por que no? a pedir a la Virgen de nuevo una solución definitiva. La que Ella quiera, como Ella quiera, cuando Ella quiera. Eso, y otras cosas espirituales que yo me sé. Sin más. (Anónimo).