La clausura del Ciclo de Órgano de Torreciudad tuvo como protagonistas el pasado viernes al matrimonio francés Christian Ott, órgano, e Isabelle Lagors, arpa. Su origen hizo muy apropiada la definición de “delicatessen” que el público dedicó al recital al terminar. Los asistentes subrayaron varios momentos “mágicos” en los que quedaron casi hipnotizados por la delicadeza y personalidad de los sonidos del arpa.
Primera parte de la actuación
Precisamente la arpista, que habla con fluidez el castellano, presentó las obras glosando algunas particularidades de cada pieza del programa, compuesto por un repertorio enteramente francés. El concierto comenzó con el Nocturno Les Cloches du Monastère op.54, de Lefébure-Wély, a la que siguió la Meditación religiosa de la ópera Thaïs, de Massenet, una obra que gustó especialmente porque era la más popular del programa.
De Ch. M. Widor escuchamos el Allegro de la Sinfonía n°6 op.42 pour orgue. En esta obra para órgano solo, Christian exprimió las grandes posibilidades de este instrumento, con 4.072 tubos y obra del Maestro Organero Gabriel Blancafort, con una ejecución impecable para una obra grandiosa. Después le tocó el turno al arpa, La volière magique (de la Suite Images pour harpe) de Marcel Tournier, maestro de los profesores de arpa de la intérprete. Por este motivo, Lagors tenía especial ilusión por tocar esta pieza que recuerda al canto de los pajarillos.
Segunda parte de la actuación
Siguió la Marche funèbre et chant séraphique op.17 de A. Guilmant, una obra con dos partes bien diferenciadas: la primera, densa, oscura… reflejando el momento en que el alma abandona el cuerpo, y la segunda, de gran lirismo, con enorme protagonismo del arpa, que refleja la paz de la otra vida en el cielo. El final fue una pieza ejecutada con gran virtuosismo por parte de ambos intérpretes, la Danse sacrée et danse profane de Claude Debussy.
Enamorados de Aragón
Ott ofrece en esta época del año un curso de órgano en Roda de Isábena para alumnos franceses. Como el órgano barroco español es algo completamente desconocido en Francia, para ellos tiene un especial atractivo. En general, ambos afirman que están “enamorados de Aragón”, especialmente de las pequeñas poblaciones rurales.
Balance del Ciclo de Órgano
La directora del Ciclo, Maite Aranzabal, hizo un balance muy positivo de la edición de este año, no sólo por el número cada vez mayor de asistentes, sino por la generalizada experiencia entre el público de haber gozado con la música de órgano. “Necesitaba cortar con el ajetreo diario y he disfrutado llenándome de paz” ha sido un comentario muy repetido estos días. Además, todos los intérpretes valoran y agradecen el gran silencio que existe durante las actuaciones, que permite saborear al máximo su arte musical.