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La imagen de la Virgen de Torreciudad fue entronizada en 1084 en una ermita junto al río Cinca. Es una talla románica protagonista de una devoción verdaderamente secular: durante más de nueve siglos, generación tras generación, ha recibido la visita en peregrinación de los vecinos de los alrededores, que le han confiado sus alegrías y penas, han pedido por sus necesidades y le han agradecido favores y gracias.