El santuario ha celebrado los siete domingos anteriores a la fiesta del Patriarca San José (19 de marzo), una antigua devoción de la Iglesia para recordar los principales dolores y gozos de la vida del esposo de María. En Torreciudad, esta tradición se vive rezando ante las 14 escenas dibujadas en cerámica, agrupadas de dos en dos, de los Dolores y Gozos de San José representados en el camino que va desde la explanada hasta la antigua Ermita. Proponemos a los devotos del Santo Patriarca meditar las dos últimas escenas, con comentarios de Jesús Martínez, sacerdote que durante años atendió espiritualmente a los peregrinos que se acercaban hasta Torreciudad.
Séptimo dolor y gozo San José, modelo de santidad, que habiendo perdido al Niño Jesús sin tu culpa, le buscaste durante tres días con inmenso dolor hasta que, con gozo indecible, le encontraste en el templo en medio de los doctores. Por este dolor y gozo, y ya que estás tan cerca de Dios, te pedimos nos ayudes a no perder nunca a Jesús por el pecado mortal, y si por desgracia lo perdiéramos, haz que lo busquemos con profundo dolor hasta que lo encontremos y podamos vivir en su amistad para gozar de Él contigo eternamente en el Cielo. (Padrenuestro, Avemaría y Gloria).
DOLOR
Le estuvieron buscando entre los parientes y conocidos, y al no hallarle, volvieron a Jerusalén en su busca (Lc 2, 44-45). Cuánto dolor embargaba a José y a María aquellos días. Tantos desvelos, tantos cuidados, tantas alegrías…, y ahora no tenían al Niño. Además Dios les había dado el encargo de custodiar a su Hijo, ¡y lo habían perdido! José y María preguntaron a unos y a otros. Nadie sabía nada. Tres días que se hacían larguísimos. A otros este suceso les dejaba indiferentes, a sus padres no. Sufrían sobremanera porque valoraban Quién era Jesús: Dios con nosotros. ¡Qué pena si no nos dolieran los pecados, pues nos separan de Dios! ¡Qué pena si no los valorásemos como lo peor que puede suceder en el mundo! Ojalá tengamos aquellos sentimientos que tuvieron sus padres para que se nos rompa el corazón -de dolor de amor- al ver el pecado en nosotros o en los demás.
GOZO
Al cabo de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas (Lc 2,46). ¿Cómo expresar la alegría de María y de José al encontrar al Niño? ¿No era alegría desbordante la que sentían los apóstoles y las santas mujeres después de encontrarse con el Resucitado? ¿No es alegría lo que hay en el cielo cuando un pecador se convierte y hace penitencia? Porque no hay felicidad como la de estar con Jesús. ¿Y dónde estaba el Niño? Estaba en el Templo. Jesús esperaba que sus padres le buscaran allí, como también hoy espera de nosotros que vayamos a la casa de Dios, le encontremos en su Palabra, nos alimentemos con la Eucaristía y nos unamos a Él por el amor en el sacramento de la Penitencia. Si tenemos tristeza es porque nos apartamos de Dios. Si queremos ser felices, muy felices, ya sabemos el camino: estar con Jesús. Que estemos siempre con los Tres: con Jesús, con María y con José.
REFLEXIÓN
¿Puedo decir en verdad que estoy contento, o hay algo que me quita la alegr