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Voluntarios y representantes de una veintena de ong´s y colectivos sociales reclaman mayor respeto hacia el lenguaje, rechazando los eufemismos que alteran la visión de la realidad. Esta ha sido una de las ideas acordadas, este mediodía, durante la clausura de la 8ª edición de las Jornadas de Voluntariado Social, y que han venido desarrollándose en la localidad oscense de El Grado durante el fin de semana.

Bajo el lema ‘Palabras Seguras, Ideas Claras’ una docena de conferenciantes y ponentes de diferentes ámbitos profesionales han intervenido en coloquios y mesas redondas para dar su particular visión acerca de la validez del lenguaje empleado actualmente en el campo de la solidaridad. En el encuentro, organizado por la asociaciones Cooperación Social y el Patronato de Torreciudad, han participado además el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, y Mons. Alfonso Milián, obispo responsable de Cáritas España en la Conferencia Episcopal Española.

Por su parte, el Catedrático de Lengua Española y doctor en Filología Moderna por la Universidad de Sevilla, Manuel Casado, ha apuntado, durante la conferencia de clausura, a la administración pública como culpable de la gran mayoría de expresiones eufemísticas y magnificadoras que se manejan a diario. “La manipulación del lenguaje es práctica bien conocida” y en muchos casos, según el experto, se trata de “terminología diseñada desde unos determinados planteamientos ideológicos, y cuya repetición por parte de los hablantes supone ya un triunfo: se ha ganado la batalla que más importa, la del lenguaje corriente, que ha sido suplantado por una lengua ideologizada que ahorra la tarea de pensar”. “En estos casos se empieza hablando de eliminar prejuicios morales del lenguaje corriente y se termina por diseñar una lengua ideó logizada capaz de justificar cualquier aberración en nombre de una utopía”.

Para Casado, el capítulo de las manipulaciones lingüísticas actuales se da en campos como el terrorismo, que “aún sigue abierto en España: impuesto revolucionario, comando legal, lucha armada, proceso de paz, alto el fuego, tregua, etc. Y el laicismo militante, que confunde la religión con el fundamentalismo religioso intolerante”.

En concreto, también ha comentado otros eufemismos relacionados con la economía, “dando nombres biensonantes a las subidas de precios: reajuste, retoque, revisión o cambio de tarifas, etc. En el campo de la enseñanza he conocido, entre otras, la sustitución del suspenso por el insuficiente; el examen, por la prueba; y la reciente eliminación del cero en las calificaciones”, explicaba Casado.

Según el profesor uno de los procedimientos más a mano para manipular el lenguaje es el recurso al eufemismo. En este sentido, el experto, ha dicho que los eufemismos verdaderamente peligrosos son los denominados “mendaces”, puesto que su intencionalidad busca “vulnerar el principio de veracidad, fundamento de la comunicación y de la vida social”. Según Casado, estas palabras “tratan de dar, a través del nombre, la imagen de una acción honrada cuando la realidad de esta tiene un nombre propio bien diferente y condenatorio de esa acción”. En otros ejemplos citados, se ha referido a la interrupción voluntaria del embarazo, por aborto, y a los intereses comerciales de las empresas biotecnológicas e investigación biomédica, en connivencia a veces con científicos, que atentan contra las vidas humanas de los hijos. “Estos eufemismos -ha dicho Casado- son, contra los que se reclama llamar a las cosas por su nombre y no enmascararlas en el celofán de los eufemismos, que muestran el rostro amable pero falso de la realidad”.

En la exposición, Casado ha indicado que el eufemismo encubridor “incumple el deber ético de hablar con claridad. Cuando se convierte en práctica habitual de los profesionales de la información, se degrada el lenguaje y se defrauda la expectativa de quienes desean conocer la verdad”.

En otro momento, el profesor ha alertado del crecimiento en