Skip to content Skip to footer

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia recientemente publicado dedica uno de sus primeros capítulos a la institución de la familia, descrita como «la célula vital de la sociedad».

El número que abre la sección sobre la familia comienza recordando que la Sagrada Escritura subraya en repetidas ocasiones la importancia y centralidad de la familia. El libro del Génesis narra la creación del primer hombre y la primera mujer, y se presenta a la familia jugando un papel central en la creación. Otros libros del Antiguo Testamento hablan del amor que se encuentra en la familia, que es también donde se enseña a los hijos la sabiduría y las virtudes.

El Compendio recuerda las palabras de Pablo VI durante su visita a Nazaret en 1964, cuando el Pontífice habló de Jesús que nace y vive dentro de una familia, «aceptando todas sus características, y confiriendo la más alta dignidad a la institución del matrimonio» (No. 210).

La Iglesia, continúa el texto, ve la familia como «la primera sociedad natural, con derechos que le son propios, y puesta en el centro de la vida social» (No. 211). La familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer es importante tanto por razones naturales, como el lugar principal de las relaciones interpersonales, como por razones sobrenaturales, como institución divina.

El Compendio explica luego la importancia de la familia para la sociedad. Para cada individuo, la familia es la cuna de la vida y el amor donde nacen y crecen (No. 212). El clima de afecto que une la familia es también donde aprendemos la verdad y la bondad.

Además, la unidad familiar es una comunidad de personas donde se enseñan los valores morales y donde se transmite la herencia espiritual y cultural de la sociedad.

La familia es también esencial para asegurar que las personas se afiancen en sus convicciones, y promueve tanto la responsabilidad social como la solidaridad.

Dada su vital importancia, la familia tiene prioridad sobre la sociedad y el estado. «Todo modelo social que intente servir al bien del hombre no debe pasar por alto la centralidad y responsabilidad social de la familia» (No. 214).

Invocando el principio de subsidiariedad, el texto afirma que las autoridades públicas no deben quitar a la familia tareas que puede realizar por sí misma, o en asociación con otras familias.

El matrimonio – fundamento de la familia
En cuanto al matrimonio, el Compendio explica que la familia se funda en la libre elección de los esposos de unirse. La institución del matrimonio, aunque esté regulada por instituciones y leyes humanas, es, lo que resulta más importante, una asociación establecida por Dios y dotada de sus propias leyes (No. 215).

El carácter divino del matrimonio, y el derecho natural del matrimonio, pone límites a lo que la sociedad puede legítimamente hacer para regular el matrimonio. Deben salvaguardarse la dignidad y características específicas del matrimonio. Las características fundamentales del matrimonio son: totalidad, con la que los esposos se dan uno al otro mutuamente; unidad, creada por la unión de la pareja; indisolubilidad y fidelidad, que requiere un mutuo y definitivo darse; y fecundidad, a la que el matrimonio está abierto.

Una parte importante del matrimonio es la transmisión de la vida a través del nacimiento y crianza de los hijos. Sin embargo, el número 218 añade que la procreación no es la única razón del matrimonio y que, cuando una pareja no puede tener hijos, queda el valor de la comunión entre los esposos.

El Compendio también trata el sacramento del matrimonio, explicando que une a las parejas dentro de la Iglesia según el plan de Dios. De hecho, el sacramento hace de la familia una suerte de «Iglesia doméstica» en la que la familia está llamada a ser signo para el mundo. Y el amor de la pareja casada es elevado a un nuevo nivel por la gracia sacramental.

El amor y la familia
El papel del amor dentro del matrimonio y la familia es otro t